Un amanecer con los colores apagados. Forjamos un atardecer aunque el pasado nunca ha muerto ni en el tiempo, ni en el recuerdo. Entre colores, ilusiones, deseos nublados, lágrimas, risas y encuentros te dí mi alma y nunca me arrepentiré de ello. Un silencio que grita, un olvido que aumenta la distancia. Estamos los dos en el borde de nuestros propios recuerdos. Sé que crees que te medi sólo por lo que abarcaban mis sentimientos, pero mis medidas siempre han estado en el contorno de tu cuerpo, tu alma y tu sonrisa. Buscá en mi mirada cuando creas que todo está olvidado. Quizás veas en su profundidad mi recuerdo. Cuando crece una historia nacen los sentimientos puliendo los bordes de las grietas por las que entraron.

Cuando muere el olvido da golpes de rabia a la realidad.....