No soporto más esta ciudad. No soporto sus traiciones y su juego sucio... Cada calle, cada esquina, cada charco que forma la lluvia es un recuerdo tuyo. Un reflejo fugaz que juega al escondite entre los rincones polvorientos de mi memoria. De la memoria de ti, tan dolorosamente fresca. Tan sutilmente cruel.... No soporto esta ciudad llena de ti que no me deja verte. Llena de ti y de mí ayer, de mí hoy, de mí mañana. De ti ya nunca… Llena de soledades y de nadies que se alían contigo para esconderte y alejarte. Para disfrazarte de pasado, de fantasma, de alucinación terminal. Cada sonido, cada voz entre las voces, me recuerda tus silencios, tus susurros, tus palabras partidas. El lenguaje que tenía que traducir de cada una de tus miradas de niebla. Todo está lleno de ti pero sin ti. Tengo un vacío saturado, una soledad aglomerada. Camino por la ciudad perseguida por una procesión de invisibles, de intangibles... Cada calle es una fecha que ya no existe en el calendario. Cada mañana es despertar fuera de ti, lejos de ti, en mi propia cama, que nunca había sido tan poco mía. Tan extraña y tan ajena. Y cada vez me cuesta más levantarme sin tus besos en el hombro, sin tu abrazo por la espalda. Tú marcabas el tiempo, lo dominabas, y el reloj enmudecía hasta que me susurrabas al oído, apartando el pelo de mi cara: “Buenos días”. Y sí, era en ese momento cuando empezaba el día. Y la noche… La noche no llegaba nunca antes de tu primera caricia furtiva, como si fuera siempre la primera vez que nos rozábamos las pieles. Y jugábamos a hacer invisibles a todos los que nos rodeaban. O a matarlos de envidia. O de vergüenza… ¡Qué importaban ellos en una ciudad que era sólo nuestra! Ahora esta ciudad es sólo mía y no la quiero. Quise regalártela cuando te fuiste. Pero tú no quisiste dar ni recibir nada. Ni ciudad, ni explicaciones, ni motivos, ni recuerdos. Quisiste irte vacío, de la misma manera que te encontré cuando nos conocimos. Y yo me quedé con unas calles llenas de dudas y unas noches dueñas de sombras huérfanas.Pero ya no lo soporto más. No soporto esta ciudad que guarda para sí todo lo que antes era nuestro. Que contamina todos mis recuerdos. Que silencia tus pisadas. Mi ciudad y tu ciudad, que separan nuestras rutinas y que han pintado líneas fronterizas, invisibles pero infranqueables, entre tu cuerpo y el mío.....
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2 comentarios:
malu puta ji
No me pueden gustar tanto las cosas que escribis (L)
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