domingo, 30 de marzo de 2008

stay forever


Recordó que una vez se habían abrazado, pensando que sería la última vez. Estaban sen­tados en un banco del lugar donde iban juntos. Ella lloraba porque cabía la posi­bilidad de que no volvieran a verse y se preguntaba si alguna vez volvería a ser feliz. En lugar de responder, él le había entregado una nota, que ella leyó camino a casa. La había guardado, y de vez en cuando la releía, entera o por partes. Había leído un par de párrafos centenares de veces, y por alguna razón, ahora volvie­ron a su mente. Decía:


Nos duele tanto separarnos porque nuestras almas están unidas. Es probable que siempre lo hayan estado y que siempre lo estén. Quizá haya­mos vivido mil vidas antes que esta y nos hayamos encontrado en cada una de ellas. Y hasta es posible que en cada ocasión nos hayamos separado por los mismos motivos. Eso significa que este adiós es a un tiempo un adiós de diez mil años y un preludio de lo que vendrá.
Cuando te miro, contemplo tu belleza y tu gracia y sé que han crecido con cada vida que has vivido. También sé que te he estado buscando durante todas mis vidas anteriores. No buscaba a alguien como tú, sino a ti, pues tu alma y la mía están destinadas a estar juntas. Y sin embargo, por razones que escapan a nuestro entendimiento, nos han obligado a despedirnos.
Me gustaría decirte que todo se arreglará entre nosotros, y te prometo hacer lo que esté en mis manos para que así sea. Pero si no volvemos a vernos y esta es una verdadera despedida, sé que nos reencontraremos en otra vida. Volveremos a encontrarnos, y aunque las estrellas hayan cam­biado, no nos amaremos sólo por esa vez, sino por todas las veces anteriores.




¿Era posible? ¿Tendría razón? Nunca lo había descartado por completo, y se aferraba a su promesa por las dudas. Esa predicción la había ayudado a supe­rar muchos momentos difíciles. Pero su presencia allí parecía poner en entredicho la teoría de que estaban predestinados a vivir separados. A menos que los astros hubieran cambiado desde su último encuentro.
Quizá lo hubieran hecho, pero ella no quiso mi­rar. En cambio, se arrimó más a él y sintió su calor, el contacto de su piel, de su brazo rodeándole los hombros. Y su cuerpo comenzó a temblar de expecta­ción, como el primer día que habían estado juntos.

1 comentario:

Cali dijo...

vos sos la mas hermosa, sabes todo lo qe sos para mi, y en esa foto te cayo un rayo en la cara :( ajaja. te amo