Ella no respondía las llamadas, no contestaba ningún mensaje. Un día pasó, dos, tres días, ya lo había cansado. Llegó a su casa, tiró el celular en la mesa con bronca y se echó en la cama. Mil pensamientos le pasaron por la cabeza, y la rabia aumentaba, nunca antes la había pensado tanto como en el instante en el que dejó de saber de ella. En un momento con un poco más de claridad se lo ocurrió plantearse porque sentía todas esas cosas, ¿quién era él en realidad para que ella lo tuviera en cuenta? Que ella en realidad no tenía ninguna obligación hacia él, que si alguien le preguntaba que era ella para él tampoco sabría que contestarle. Entonces era sensato que a ella sintiera igual y que entonces habría decidido buscar algo de verdad, algo para lo que no se creía dispuesto. La bronca se transformó en tristeza, y después en cientos de dudas. No podía creer, tampoco, que ella se hubiera planteado todas estas cosas antes que él, empezó a entenderla y cada vez la quería más. Sin estar con ella su sentimiento crecía, pero nunca dijo nada, por vergüenza capaz. Porque también capaz ella terminaba siendo algo que él estaba ideando y muy poco parecido a lo que era en verdad, debido a que la ingenuidad era algo que había perdido hacia mucho tiempo. Una semana habían dejado pasar y él seguía igual. "Igual", sin saber nada de ella, porque cada día sentía que la quería un poco más, hasta llegó a dejar escapar en silencio un suave "La Amo". Él mucho antes la había herido, pero por como es ella él nunca se dio cuenta, nunca iba a exponerse débil delante de él demostrándole que de verdad lo quería, demasiado talvez para ese momento. Impotencia. Eso también sentía por él, en realidad, eso también le hacía sentir entre tantas otras cosas que sólo le confesó a una amiga en el aula del colegio cuando dejó caer una lágrima. De a poco intentaba olvidarlo, le costaba pero ya no quería sentirse triste por él. También sintió rabia, por momentos hasta con ella misma, por permitirle hacerla sufrir. Y cuando despacio lograba desterrarlo de su corazón, un poco arrugado para su edad, le llegaba un mensaje de él, entonces de nuevo al principio. Cientos de veces los leyó y otras miles pensó en responderlos, pero por suerte de ella el orgullo todavía podía contra eso que seguía sintiendo, aunque cada vez lo debilitaba más. Y más, hasta que unos ocho días después la tentación la dominó. Él miró el celular con rareza, al parecer con indiferencia echó atrás todo lo que sintió, pensó ó esperó hasta ese momento, y respondió como si hubiera sido una conocida que hacia años que no veía. Ella primero se sonrió, pero después se sintió culpable y si hubiera tenido un reloj capaz de volver el tiempo no hubiera dudado ni media vez en volver todo hasta antes de conocerlo. Y así están ahora, ni extraños ni conocidos. Todo hubiese sido mucho más simple si ella, aunque costara, se hubiera confesado con él. Y él hubiera comprendido que no era ningún espejismo lo que pensó de ella esos días de ausencia. Pero parece, que no es el tiempo para el amor, capaz ninguno lo merezca. Mientras tanto él busca en mil y una chicas, y ella intenta conocer a su príncipe azul.Una lastima.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
wena musica le podes poner :|
ajja:$
te adorooo maluuuuuuu ^^
and rememberr sos genialllllll :D
Publicar un comentario