Eran estúpidos adolescentes que jugaban a quererse, que se inventaban la vida de la gente cuando ni siquiera podían poner nombre a sus propios sentimientos. Eran estúpidos e ineptos por quererse y no decírselo, por darse besos debajo de los árboles, crear una historia que acabase con un beso y ¡zas! a la noche ya no me acuerdo. Él fue para ella él y ella no fue para él ella. Después de tanto tiempo sus besos no fueron los mismos y le duele, o más bien les duele. Él dice que se distanciaron por un breve espacio de tiempo, equivalentemente a un segundo y ella dice que ese espacio de tiempo fue una eternidad. Por orgullo, por honor, por cobardía y por no querer quererse, se fueron abandonando, aunque ninguno de los dos se lo perdonó. Nunca nadie se perdona dejar a quien más quieres abandonado cuando más lo necesita.Ella le gritó desde lo lejos:-Te necesitaré siempre .Y él, levantó la cabeza y siguió andando, y aunque no lo parezca, dejarla ahí quieta, gritando, le rompió tanto el alma. El problema fue que se la rompió despacio y para cuando se quiso dar cuenta, ella ya callaba. Se estaban haciendo daño, se estaban destrozando. Se querían, pero sus caminos tenían bifurcaciones distintas: -Te quiero le susurró ella.
Y al cabo del tiempo, para que ella no lo supiera él dijo:
-Te quiero princesa
-No te vayas , no lo hagas, quedate conmigo -
No hay comentarios:
Publicar un comentario