lunes, 12 de mayo de 2008

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Un mes, el segundo mes. Después de más de dos años, finalmente terminamos. Ya sabías que no daba para mucho tiempo más, pero insistías, creías y me insistías. No es un reproche, a mi también me habría gustado que las cosas de dieran de otro modo. Pero a veces no podemos elegir y hay que adaptarnos a las situaciones que se nos presentan. Desde que tengo catorce años, y vos tenías quince. Pensar que todo empezó, talvez como un juego para nosotros, todavía tan pequeños e inocentes, y mirémonos ahora. Prácticamente, crecimos y maduramos el uno con el otro. Aprendimos a conocernos, a confiar, a desconfiar, a querernos, amarnos, a sentir, a jugar, a reír, a llorar, a sentir un beso, un abrazo o una caricia en el corazón, a hablar con las miradas y entender los silencios, a gritar, a aceptarnos, a ceder ante ciertas cosas, a comprendernos, a escucharnos, a no ser tan caprichosos, a compartir, a sufrir, aprendimos a necesitarnos, a esperarnos, a tenernos paciencia, a ponerse en el lugar del otro, a amigarnos, a discutir, a perdonar, a sincerarnos hasta las lagrimas. Tantas cosas me enseñaste inconscientemente, con cada momento, cada pequeña cosa, que son esas cosas que nos hacen sentir completos. Pero nunca supimos estar uno sin el otro. Siempre nuestras peleas se reducían a menos de 24hs. Nunca podíamos. Pero yo lo intuía hace un tiempo. Estábamos creando un lazo de dependencia demasiado fuerte, vos de mi, yo de vos. Sabía que en cierto momento esto nos iba a contaminar. Y me pareció un gesto tan dulce, tan tierno de tu parte querer intentarlo, que si bien aceptaste mi propuesta, no pudiste con vos mismo y soportabas mi puta inestabilidad. Mis ‘tomémonos un tiempo’ y al rato ‘nunca me dejes’. Si no podía conmigo, lo último que algún día quise, fue hacerte sentir mal. Y se que fui yo, la que se mando la cagada. Y todos los días, siento que fui una boluda, por dejarte así de ese modo, por lastimarte, por escucharte y parecer intocable cuando en realidad no fue así. Cuando vos me pedías que te escuche, que me necesitabas, no me di cuenta. Te aclaro que te escuchaba, pero no me lo tomaba en serio, igual que vos, cuando dije que tomaramos un poquito de distancia, era porque sabía que iba a ser mejor, esto algún día iba a pasar. Y ni te imaginas cuanto me duele, te lastime a vos, y me lastime tambien. La p*ta dependencia una vez mas. Si vos lo sentis, de cierto modo yo tambien. Porque no es fácil terminar. No se puede dejar todo atras. Y sabes que no creo en el olvido, porque aunque seguramente tenga novios, y conozca muchas personas que en sus momentos van a ser importantes para mí, no me voy a olvidar de vos. Porque fuiste el primero que me gusto realmente, que me enamoro, el que me hizo crecer, dejar de ser una nena, sentir las mariposas volando en cada beso o palabra y muchisimas cosas más. Y todos dicen que el primer amor, siempre tiene ese 'no se qué' que siempre vamos a recordar nostalgicamente. Eso que siempre nos va a poner melancólicos. Sos lo mejor. Lo fuiste. Lo vas ser. Nunca te voy a olvidar, podes algún dia llegar a tener talvez dentro de mucho, menos prioridad en mi vida, pero... olvidarte? Nunca! Gracias por ser lo que significaste para mi, y si me cuesta despedirme y dejarte ir de una vez por todas, es porque la mitad de mí se queda con vos. En tus recuerdos o en tu memoria, o talvez ahi adentro de tu corazón, con un candadito de seguridad, pero siempre con vos. Te amo infinitamente, para siempre. Hasta siempre. Gracias.
w-

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