lunes, 20 de diciembre de 2010


Hicimos una parada para comprar cerveza, chicles y cigarrillos, luego regresamos al departamento. La única copa me había puesto soltando risas y hablando sin parar.
Le explicaba que los animales también tenían alma. No me lo discutió. Era posible, lo sabía. De lo que no estábamos tan seguros era de si la teníamos nosotros...
Si hubiera nacido mujer seguro que hubiera sido prostituta. Como había nacido hombre, anhelaba constantemente mujeres, cuanto más guarras mejor. Y sin embargo las mujeres, las buenas mujeres, le daban miedo porque a veces querían su alma, y lo poco que quedaba de la suya, quería conservarlo para él. Básicamente deseaba prostitutas porque eran duras, sin esperanzas, y no pedían nada personal. Nada se perdía cuando ellas se iban. Pero al mismo tiempo soñaba con una mujer buena y cariñosa, a pesar de lo que le pudiera costar. De cualquier manera estaba perdido. Un hombre fuerte pasaría de ambos tipos.
El no era un hombre fuerte....

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