-Es atractivo, encantador y próspero. La mayoría de mis amigas están muertas de envidia. Creen que es perfecto, y en cierto modo lo es. Es amable conmigo, me hace reír, y a su manera, me quiere. - (Hizo una pequeña pausa para ordenar sus pensamientos.) -Sin embargo, creo que en nuestra relación siempre habrá una carencia.Ella misma se sorprendió de su respuesta, aunque supo que decía la verdad. También supo por la expresión de él que había confirmado sus sospechas.-¿Por qué?Ella esbozó una sonrisa y se encogió de hombros. Cuando respondió, su voz fue apenas un susurro:-Supongo que todavía añoro la clase de amor que sentimos aquel verano.
Sin embargo, en aquel momento no era totalmente consciente de lo que pasaba y se volvió a mirarlo. Extendió una mano y acarició la de él, temerosa, dulcemente, asombrada de que después de tantos años él todavía supiera exactamente lo que necesitaba oír. Cuando sus ojos se encontraron, ella volvió a pensar que estaba ante un hombre muy especial.Y por un fugaz instante, por una levísima pizca de tiempo que flotó en el aire como las luciérnagas en un cielo de verano, se preguntó si había vuelto a enamorarse de él.
Miró las estrellas y recordó las miles de noches vacías pasadas desde la última vez que se habían visto. Ese reencuentro hacía que los sentimientos emergieran a la superficie, y le resultaba imposible volver a enterrarlos. Supo que quería volver a hacerle el amor y que ella le correspondiera. Era lo que más deseaba en el mundo.Pero también era consciente de que no podía ser. Ahora estaba prometida.Para ella, el silencio de el era un indicio de que estaba pensando en ella, y eso la hizo feliz. No sabía a ciencia cierta cuáles eran sus pensamientos y, en realidad, tampoco le importaba; le bastaba con saber que pensaba en ella.
Sin embargo, en aquel momento no era totalmente consciente de lo que pasaba y se volvió a mirarlo. Extendió una mano y acarició la de él, temerosa, dulcemente, asombrada de que después de tantos años él todavía supiera exactamente lo que necesitaba oír. Cuando sus ojos se encontraron, ella volvió a pensar que estaba ante un hombre muy especial.Y por un fugaz instante, por una levísima pizca de tiempo que flotó en el aire como las luciérnagas en un cielo de verano, se preguntó si había vuelto a enamorarse de él.
Miró las estrellas y recordó las miles de noches vacías pasadas desde la última vez que se habían visto. Ese reencuentro hacía que los sentimientos emergieran a la superficie, y le resultaba imposible volver a enterrarlos. Supo que quería volver a hacerle el amor y que ella le correspondiera. Era lo que más deseaba en el mundo.Pero también era consciente de que no podía ser. Ahora estaba prometida.Para ella, el silencio de el era un indicio de que estaba pensando en ella, y eso la hizo feliz. No sabía a ciencia cierta cuáles eran sus pensamientos y, en realidad, tampoco le importaba; le bastaba con saber que pensaba en ella.
1 comentario:
eso qe escribiste es hermoso. te amo .
sn hermosos
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